ALGUNOS POEMAS DE 

ATAVÍOS DEL CREPÚSCULO

 

 

MANTIS

 

 

Esa extraña presunción, menos tangible –quizá– que el cruel advenimiento de sus alas; la inercia silenciosa, voraz de cuanto asiste, lejano, a un oscuro acontecer; ese destello vítreo que regresa con la noche hasta sus ojos y acrecienta así la llama; el numen predatorio cuyo límite es el Sueño.

 

 

ANGEL DUST

                 

                                               

En esa imagen leve que arriesga su letargo,

que, súbita, resiste

y cela su desnudo afuera

―descree de la vida­―

como en su espejo el corazón,

palpita el ala ciega del invierno.

 

Cae la nieve calcinada

de los astros que ahora

yacen y en su velado resplandor

un hálito confina

la estelaria creciente de sus sueños,

el tiempo aún difuso

de su ecuación violenta.

                                    Un soplo

de lo que alguna vez

en tu memoria ardiese

mide su esfera con lo eterno,

transcurre quedamente en lejanía,

como si a su secreta impugnación

correspondiera, oscuro,

el vuelo de un latir más hondo.

                                              Así

la insidia de la noche que la luz

excede,

el vértigo espectral de la materia,

la inercia de unos ojos

que sólo han de aplacarse con la sombra.

No, no entres dócilmente,

no quiebres el cristal

fulgúreo que atesoras,

no asistas

inmóvil a esa sórdida implosión.

 

El cielo

destella como un mar

desnudo hacia su ocaso,

ahonda el firmamento de sus aguas,

desliza sus azules

en el relámpago arterial.                  

                                    La Nada

de Dios

es hoy tu rostro.

¿La vida?

               No regresarás. 

 

 

PHANTOM

 

                             … el monstruo que mereces y sólo tú sabías.

                                                     Pablo Jiménez

 

 

 

 

Una sensación de irrealidad, de pérdida sucede al sueño, como una vaga extensión del blanco indivisible o un continuo en los márgenes del tiempo clausurado. Así, escribo sobre esta página palabras, esos espejos de luz inviolable donde la oscuridad acecha como un destello cegador sobre mi frente. La muerte ocupa el escenario vacío de las predilecciones y en la fractura de ese incendio recela mi corazón. Me pregunto si no soy, en ese instante, una imagen de otra imagen que la máscara ha usurpado de mi rostro al desprenderse.

 

 

SOMNIUM, IMAGO MORTIS

 

 

Advierte el resplandor

lejano de la noche;

ese mentido sueño que el azul

en tránsito desvela de tus ojos

cegados por la Luna; cómo sobre

ti, que lo efímero del tiempo

te concedes, se cumple la Belleza

insospechada

de este día: todo cuanto ha sido

imagen de la muerte.