REINVENTAR LA UTOPÍA

En El sublime objeto de la ideología, libro que es ya un referente para muchos de nosotros, Slavoj Žižek analiza, bajo el marco teórico que le proporcionan el psicoanálisis lacaniano, la escuela marxista y la filosofía hegeliana, el mecanismo estructural ─y ahí entra también Althusser─ que subyace a toda fantasía ideológica y que produce, de manera inevitable, lo que él llama "efecto de sujeto". Este efecto, además de inevitable, es falso, puesto que comporta, en un intento por resolver cierto antagonismo; cierta contradicción entre lo que "es" y lo que creemos que "es" la realidad en la que estamos inmersos, una distancia insalvable: aquella que revela la relación subyacente entre la dimensión simbólica y la articulación imaginaria; relación que determina los procesos de identificación de un sujeto. La pregunta que se hace Žižek es: «¿Dónde está el lugar de la ilusión ideológica, en el "saber" o en el "hacer" la realidad? A primera vista, la respuesta parece obvia: la ilusión ideológica reside en el "saber". Es una cuestión de discordancia entre aquello que la gente hace y aquello que piensa que hace. Pero no es así, la ilusión está del lado de la realidad, de lo que la gente hace. Lo que ellos no saben es que su realidad social, su actividad, está guiada por una ilusión, por una inversión fetichista. Lo que ellos dejan de lado, lo que reconocen falsamente, no es la realidad, sino la ilusión que estructura su realidad. Saben muy bien cómo son las cosas, pero aun así hacen como si no lo supieran. Esta ilusión inconsciente que se pasa por alto es lo que se podría denominar fantasía ideológica.»
Es por eso indispensable desvelar los mecanismos que enmascaran el estado real de las cosas. Pensar, por ejemplo, si nuestro concepto de libertad no encubre una forma particular de sometimiento, de sujeción, de complicidad con las ideologías dominantes, etc. Si la forma que adoptan los "relatos", a través de los diferentes medios de comunicación ─progresistas o conservadores─, no persiguen manipular, respondiendo a intereses de poder, nuestra actividad social afectiva, determinando de esa manera nuestra experiencia cotidiana de la realidad.
Las palabras de Žižek cuestionan el aspecto ultraliberal del capitalismo, de qué manera  organiza, bajo categorías imperativas, nuestros deseos ─es decir, estoy obligado a desear esto o aquello─, distorsionando la posibilidad efectiva de pensar libremente. 

Reinventar la UTOPÍA es reinventar la LIBERTAD.