Quimeras

La altura de pensamiento, el coraje de su apuesta vital: el gesto sobre todo. De Luis Cernuda, que hizo de Hölderling paradigma del propio fatalismo, puede afirmarse con seguridad que no fue sino aquello a que su destino le llamaba: un poeta. Así, Cernuda, cuyo exilio interior participa de esa irrenunciable disidencia que vincula el esplendor de la derrota a tan resuelta afirmación, resume en su obra la fuerza del vivir más libre y más soberbio al tiempo que atestigua la expresión de una conciencia libertaria que, como en pocos, tiene en la Belleza razón de su existir. No eches de menos un destino más fácil, escribe. Una imagen de sí acontece y del hombre (acaso su demonio), configura la experiencia que la palabra  consagra a su ideal más alto; aspiración que hunde sus raíces en la tragedia helena y en su visión del mundo. Porque algo debe amarse mientras dura la vida. Así sea.

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