ROMANTICISMO: UNA ODISEA DEL ESPÍRITU ALEMÁN

 

Cuando el 10 de julio de 1772 Goethe escribe: «Todavía en la ola de mi pequeño bote, y cuando las estrellas se esconden, floto en las manos del destino, y en mi pecho alternan el valor y la esperanza, el miedo y el sosiego», el Romanticismo, entendido como expresión de una época que comenzaba, se veía confirmado en una de sus mejores voces. Las palabras de Goethe, dirigidas al que en ese momento era su mentor, Johann Gottfried Herder, eran ya manifestación de lo romántico; es decir, de una disposición del espíritu frente a la vida que, aunque particularmente exacerbado en esa época, trasciende su marco de referencia temporal. Se distingue así el Romanticismo ─movimiento cultural sujeto a una cronología más o menos delimitada─ de lo romántico como actitud vital. Su mejor definición la dio el poeta Novalis: «En cuanto doy sentido extraordinario a lo ordinario, a lo conocido dignidad de desconocido y apariencia infinita a lo infinito, con todo ello estoy proyectando un espíritu romántico».

 

Este ensayo de Rüdiger Safranski, rebosante de erudición ─como la totalidad de sus trabajos─, documentado, minucioso, de poderoso estilo narrativo y ameno de principio a fin, nos propone un análisis del Romanticismo alemán, que, auspiciado por el movimiento literario de Sturm und Drang, promovió, durante la segunda mitad del siglo XVIII y como reacción frente a la Ilustración, un cambio de paradigma filosófico, estético y espiritual, principalmente a través del Círculo de Jena reunido en torno a la revista  Athenaeum. Sus conceptos, sus formas y categorías estéticas, atraviesan, como demuestra Safranski, cualquier época, dando cuenta de la particularidad de sus transformaciones y del carácter subversivo de sus postulados. Autores como Herder, Goethe, Schiller, Hölderlin, Fichte, Tieck, Novalis, Wagner, Nietzsche, Hofmannsthal, etc. recorren estas páginas y componen un interesantísimo retrato de la experiencia y el desarrollo que el Romanticismo llegó a adquirir a lo largo del tiempo. Pensamiento e imaginación, razón y sueño, tejen el hilo secreto de la realidad, cumpliendo así el propósito que la fuerza irracional de su naturaleza ─he ahí su dimensión ética─ debe manifestar en nuestro impulso creador: impregnar de significación poética la vida. Así sea.